El filme, La nana, de Sebastian Silva, a estas alturas se ha instalado, como una obra que trasciende lo netamente cinematográfico para, en nuestro país, adentrarse en los terrenos de la sociología y hasta la antropología cultural, dado el interés que ha despertado. La película en si, me parece que no es nada del otro mundo, estamos ante un producto de regular factura y bastante básico, el guión es bastante rudimentario, esta plagado de lugares comunes y estereotipos, la iluminacion es mala, similar a cualquier producto televisivo de consumo a granel, los caracteres son lineales y planos y las situaciones bastantes obvias en su planteamiento y resolucion; por otro lado contiene dos de los momentos mas freak que yo recuerde de una película chilena: la peor actuación que he visto en años ( alejandro goic ) y las escena mas grotesca del ultimo tiempo ( anita reeves reptando por un tejado ).
Creo que el éxito en los festivales extranjeros se debe, en parte y paradojicamente, a estos "defectos", ha gustado por su rusticidad y artesania primaria, esto le confiere una atmósfera naif y primitiva que llama la atención desde el tercer mundo, La Nana se alza como un diamante en bruto, como una joyita sin pulir, un desacato al academicismo y las leyes de la pulcritud y rigor filmicos, es de alguna forma, la película que nunca hubiera hecho un Bergman o un Welles pero si un Ed Wood.
Una buena forma de verla sin condenarla es mirarla como un filme serie B, como una cinta periférica. Lo importante sería que esa fuera la intención concreta del director, que toda esta rusticidad fuera buscada a propósito y no producto del no saber hacerlo mejor, puede con el tiempo convertirse en un ejemplo chileno de cine serie B y en un referente nacional de película bizarra, y esto que suena a mala critica puede devenir, con los años, en halago.
Jose Luis A.