jueves, 17 de abril de 2008

La película más hermosa


Fue un invierno a finales de los setenta, tendría 14 o 15 años, fuí al cine sin un programa determinado, a ver lo que me "tincara", pase frente al ex cine Toesca ( huerfanos casi teatinos ) se proyectaba "Los Paraguas de Cherburgo", entré en la sala ya oscura y no se veía casi público, me sorprendió antes que nada que fuese una cinta enteramente cantada como una ópera no como un musical americano en los que se habla y canta.

Me cautivó de inmediato la melodía y su tristeza dolorosa y melancólica, sentí empatía con una historia de amor tan esencialmente romántica, de un amor sufrido que más nos emociona al ser llevado por una partitura de lacerante belleza, un amor con ese componente trágico de toda gran história de amor, un amor con esa cuota de imposible o de "lo que no fue", un amor que trae alegría al comienzo y mucho dolor después para cerrar con un olvido (que no es tal) y una vida que sabemos fue menos feliz de lo que podría haber sido si todo hubiese salido como queriamos.

La he vuelto a ver infinidad de veces y siempre me emociona como esa primera vez en que salí del cine con la sensación de haber visto la más bella história de amor.


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