domingo, 4 de mayo de 2008

El Maestro.


Este 15 de mayo se cumple una década de la muerte de Frank Sinatra, para mi el mejor cantante de música popular del siglo XX, sobre su vida datos hay por miles en la red de modo que aquí solo quiero comentar el cómo y porqué me transforme en sinatriano hace ya varios años.
Un amigo de mis Padres era fanático de Sinatra y cada vez que íbamos a su casa yo, en ese entonces de 14 o 15 años, veía la cantidad de discos que tenía de el y de como los escuchaba casi con religiosa atención, sin proponermelo empecé a poner atención en sus canciones y este amigo atento a mi curiosidad empezó a guiar de alguna forma este paulatino interés musical, así fue como casi imperceptiblemente empecé a ponderar todo lo singular e excepcional de su canto, su fraseo irrepetible, esta forma nueva para la época de presentar su canto, con un natural histrionismo y una forma de decir la canción como si nos narrara solo a nosotros una historia acontecida a el, una cadencia un poco arrogante siempre, con una seguridad y prestancia que revestían de algo teatral su entrega, sentía que convertía una canción en un hecho más significativo que solo cantar, convertía la canción en un mini drama o comedia que actuaba frente a su público.
Estaba revestido de un aura especial, concitaba nuestra atención de manera absoluta, he sentido que su timbre vocal es el mas hermoso con el que ha estado dotado un cantante, creo que fue un animal de música, no lo veo en otro oficio, sin el, la historia musical del siglo XX habría sido más pobre.
Marcó todo el siglo con su arte, señaló camino, enseñó cómo se cantan las baladas de amor con extraños en la noche, cómo se interpreta una canción desde el fondo de la tristeza con hojas de otoño, cómo se cuenta una historia de esfuerzo y soledad con old man river, en fin, dio cátedra con cada interpretación, es un modelo a seguir, en ese sentido, es un clásico en rigor total, no hay buen interprete hoy que no le deba algo al estilo Sinatra, todos para ser buenos de verdad tienen que que observar su arte, así como los pintores estudian los maestros del renacimiento o del barroco, los cantantes tienen en empaparse de Sinatra para luego buscar un camino sin perder el rumbo.
Lo veo hoy como una brújula, un faro que nos señala rumbo para no perdernos en la mediocridad de baladistas del tercera que no se diferencian en nada unos de otros, quién puede decir hoy que es un artista de la singularidad y estatura musical de Sinatra, ninguno.
Nos legó una manera de cantar, la correcta.
Una manera de enfrentar el arte, con singularidad y aplomo.
Larga vida al maestro.







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