sábado, 28 de junio de 2008

Luz de Invierno


Dentro de la vasta producción Bergmaniana, esta cinta asoma como uno de los más lúcidos estudios sobre la soledad y la duda que nos haya legado el genio sueco. La soledad en la que indefectiblemente nos encontramos a pesar de estar rodeados de semejantes y la duda de saber con certeza, y más allá de toda incertidumbre, que efectivamente hay un ser superior que nos ha creado y vela por nosotros como un padre.
Los protagonistas se debaten en la incertidumbre más absoluta, el pastor Tomás frente a su perdida fe y sentido religioso en donde la misa ha pasado a ser un rito vacío y mecánico ante una duda que es dolorosa certeza, la inexistencia de Dios como un ser metafísico pero posible.
Jonás frente al incierto y frágil destino de la humanidad después de haber leído que China se prepara para ser potencia atómica (recordemos que esta cinta es de 1963).
Y completando el trío, Marta, frente a un obsesivo y no correspondido amor por Tomás, una maestra rural que se ha entregado por completo al pastor y de quien no recibe más que migajas de cariño.
Hasta el ayudante-sacristán de Tomás, un ser discapacitado que carga su cruz de dolor físico y existencial al sentirse partícipe del dolor de Cristo en la cruz y a quién debemos un dialogo crucial cuando le dice al pastor que la biblia da demasiada importancia al dolor físico de Jesús torturado, cuando para cristo el dolor más intenso fue haberse dado cuenta que predicó en el desierto ya que ninguno de sus discípulos supo entender en profundidad su mensaje y legado, desde judas que traiciona hasta Pedro que niega para finalmente dirigirse a su padre a quien angustiado y moribundo desde la cruz le dice "Porqué me has abandonado".
Aquí esta, a mi parecer, el qué del filme, los personajes son metáfora del dolor y abandono de cristo en el calvario, seres abandonados a su suerte, corroídos por el abandono y el amor no correspondido, cargando cada cual su cruz de angustia e incertidumbre.
Toda la filmografía, o gran parte de ella, de Bergman esta cruzada por caracteres de este tipo, seres arrojados al vacío existencial y torturados por sus dudas, soledad, aislamiento interior y falta de sentido, pero en esta cinta es donde más patente se hacen estos tópicos.
Un filme de cámara, deudor de la formación teatral de Bergman, en donde se privilegian largos planos-secuencia y primeros planos de rostros angustiados.
A la gran obra de T. Dreyer " El proceso de Juana de Arco" se le llama una sinfonía de rostros, bien vale esto para el filme aquí comentado, titulo imprescindible, junto a Gritos y Susurros y El séptimo sello entre otras, para adentrarse en la obra del último genio que nos dio el séptimo arte.

No hay comentarios: