lunes, 17 de marzo de 2008

Mahler: la dimensión cósmica del alma.


Asistir a la ejecución de una sinfonía de Gustav Mahler es lo mas cercano a realizar un viaje sin desplazarse fisicamente, probablemente similar al "viaje" que algunos realizan mediante la ingesta de algún alucinógeno. Sabemos donde se inicia el camino pero no hay certeza de donde llegaremos o que nos ocurrira en ese camino, sucede como en los viajes que el paisaje va cambiando, pasamos de una vejetación exhuberante a un desierto de dimensiones inconmensurables, de una selva tropical poblada de infinitud de sonidos a un probable paisaje de nieves eternas anidadas en el corazón del compositor, a veces irrumpe un mar bravío que casi hace zozobrar nuestra embarcación para despues quizas llevarnos a una isla desierta donde se nos revela un panorama prehistorico donde recien la vida esta en formación, para de ahi lanzarnos tras breve pausa a una expedición por el espacio, pareciera siempre que una sinfonía de mahler incluye una visita al origen del universo, que puede tambien ser un descendimiento al fondo del alma humana, sea como sea, el hombre en cuanto ser humano, es el centro de este viaje de busqueda y revelación.
Particularmente en la quinta sinfonía siento que nos lleva en un recorrido por su mente, su espiritu y el de Alma, su entonces flamante esposa, lei en alguna parte que la composición de esta pieza coincide con su matrimonio y siempre me ha parecido que en la partitura van presentandose dos naturalezas distintas que en el curso de este viaje empiezan a confundirse para hacia el final transformarse en una melodía nueva, nacida de la fusión de estos acordes "paralelos" del comienzo, esa dolorosa marcha funebre que por momentos da paso a una dulcisima intervención de las cuerdas para volver a aparecer como un virtual leit motiv creo que es la raiz de esta musica, dos mundos, dos naturalezas que luchan por armarse en un solo cuerpo sonoro y transitan desde la diversidad hacia la complementacion, pasando por estados ( que pueden verse o leerse como paisajes) de diverso tenor, que van del profundo lirismo del adagietto, por ejemplo, al feroz "sturm und drang" del primer movimiento, como dos "materias" que luchan en el crisol antes de fundirse y dar paso a un nuevo metal que en su nuevo estado forma un cuerpo distinto pero a la vez depositario de los materiales que le dieron origen.

José Luis A.

Escrito a raiz de la interpretación de la quinta sinfonía de Mahler el sabado 15 en el teatro de la universidad de Chile bajo la dirección del maestro Francisco Rettig.



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