sábado, 23 de agosto de 2008

Dido y Eneas


Tu mano, Belinda;
me envuelven las sombras.
Dejame descansar en tu pecho.
Más querría, pero me invade la muerte;
la muerte es ahora un huésped bien recibido.

Cuando yazga en tierra,
que mis errores no creen
ningún problema en tu pecho.
Recuerdame,
pero olvida mi destino.

texto : Nahum Tate.
música : Henry Purcell.

José Luis A.








viernes, 22 de agosto de 2008

Celine Dion en alas de Sinatra


La industria discografica hace décadas encontró un nicho del cual sacar, como siempre, las mayores ganancias con el menor esfuerzo creativo. Bautizaron al producto como homenaje y lo vistieron de dueto.
Se trataba de unir dos voces distantes en tiempo y estilo y sacar un resultado novedoso, generalmente un artista de moda se une a un clásico de la música popular y dan un "segundo aire" a determinado tema. Hubo experimentos que la tecnología permitió y que dieron resultados aceptables ( Nat King Cole y su hija Nathalie ) y otros desastrosos y olvidables ( Sinatra y Bono en I ve got you under my skin y con Pavarotti en My Way ), sobre estos últimos creo que el "pecado" fue querer imponer la forma o estilo propio al de una canción ya definida en su estilo e interpretación muchos años antes, cuando lo lógico era haber asimilado la linea de Sinatra y haberse integrado a ella con lo propio pero sin querer pasar "por encima" de lo ya construido.
Todo lo anterior vale para destacar un gran trabajo de la canadiense Celine Dion con el tema All the way de J. Heusen y S. Cahn, popularizado por Sinatra hacia fines de los 50.
Dion va hacia la linea melódica y el fraseo de Sinatra y se suma al estilo interpretativo de el, de esta forma la textura del tema permanece intacta y podemos re-valorarla en toda su belleza, Dion se suma a lo planteado por Sinatra y transita con el ( y no viceversa ) una senda musical mutua.
Nada de esto menoscaba su personalidad interpretativa sino que, quizás paradojicamente, la potencia. Celine vestida de Sinatra sin despojarse de su estilo y Sinatra revisitado de una buenisima forma e intención, haciendo valer una vez mas el que lo mejor siempre es que "mahoma vaya a la montaña".

José Luis A.






jueves, 21 de agosto de 2008

El niño de barro


Buenos Aires, 1912. Una serie de horribles crímenes contra niños conmueve a la comunidad, menores que desaparecen de un momento a otro, son luego encontrados muertos y con signos de haber sido torturados, todo este cuadro pone en jaque a un comisario de policía a cargo de la investigación, que ante la falta casi absoluta de pistas, enfoca sus sospechas en un niño de 10 años que aparece siempre conectado de alguna forma con las víctimas. Este chico, de nombre Mateo, tiene poderes psiquicos y premonitorios y parece anticiparse a los crímenes o saber el lugar donde el asesino a dejado a sus víctimas, esto lo convierte en el eje narrativo de la cinta que, según se nos informa en los créditos iniciales, esta basada en hechos reales, lo que la hace más intensa y brutal a nuestra percepción, junto con intensificar la sensación de horror que deja un final tan brutal como inesperado.
Con una soberbia dirección de arte, que recrea de manera perfecta el Buenos Aires de comienzos de siglo XX, el director Jorge Algora construye un thriller sicológico cargado de tensión, que avanza de la mano de un guión impecable, depositario de la mejor tradición cinematográfica clásica: saber contar una historia.
Nos entrega a la vez como subtexto narrativo, una semblanza de las primeras corrientes inmigratorias que forjaron y levantaron la mencionada ciudad.
Gran película, que en tono de suspense, deja claro qué sucede cuando tras la cámara se instala un director y un equipo que trabaja con talento y rigor.

José Luis A.


viernes, 8 de agosto de 2008

Love Story


Si bien no se puede hablar de una década perdida, la del sesenta no fue prolífica en melodramas como su antecesora, que casi estuvo dominada por títulos iconográficos del genero sobretodo de la mano del alemán Douglas Sirk, en realidad The back street en 1961 con la incombustible Susan Hayward es una de las pocas "joyitas" dignas de atención.

Es en este panorama que irrumpe con inusitada fuerza en 1970 Love Story de la mano del canadiense afincado en hollywood Arthur Hiller y con guión de Erich Segal, basado en su propio libro, una novela bastante menor que creció en el cine gracias a varios factores dignos de atención.

Una historia con el componente trágico de toda gran historia de amor, con un algo del Romeo y Julieta que sin plagiar evoca y sin decirlo cita, actuaciones muy sinceras y con una gran química entre los actores y el elemento sin duda más importante de todos a mi juicio: La banda sonora. Una partitura de desgarradora belleza que inunda todo el filme y nos transporta hacia el interior del drama planteado, un amor signado por la desdicha y la muerte y que no da salida posible al dolor, al final Oliver queda igual de solo y desamparado que al principio con el agravante de que ahora es un viudo inconsolable y destruido por la perdida.

Años después y en vista del éxito se quizo repetir la azaña con una secuela llamada Oliver, la que resulto un completo fiasco y un merecido fracaso de taquilla, como decía el maestro Hitchcock "para que repararlo si no esta roto".

Love Story a 38 años de su estreno se alza como un icono del genero y un melodrama que ha envejecido con toda la dignidad que da el haber sido LA película romántica por excelencia en su época y un ejemplo de cómo se filma una gran historia de amor.


José Luis A.






lunes, 4 de agosto de 2008

Mamma mía!!




Afortunadamente el cine sigue defendiéndose de quienes pretenden utilizarlo con fines ajenos a el mismo, cada vez que se le ha pretendido bastardizar se sacude de lo superfluo y nos muestra que el emperador esta desnudo, el cine no es teatro filmado, ni televisión, ni videoclips ni juegos de consola en pantalla grande, tampoco es como en este caso un buen grupo de canciones hiladas por una mala historia hecha a propósito de ganar dinero.
Puede que el musical que concibieron los integrantes masculinos del ex grupo Abba funcione, y así es al parecer, como un correcto y divertido espectáculo escénico, pero de ahí a transformarse en una buena "película musical" hay un camino que en este caso claramente no conocían y no supieron transitar, casos no tan desafortunados tenemos con "Chicago" y "Los productores" así que claramente con Mamma mía!! el problema es la transposición de lenguaje y una historia lo suficientemente débil como para no poder sostenerse más allá de un par de escenas.
Plagada de estereotipos y lugares comunes no es más que un pretexto para recordar las canciones que este gran conjunto sueco impuso en su momento, las situaciones se suceden solo como nexo entre tema y tema y no tienen mayor valor en si mismas, como sucedía en el gran cine musical americano, los dialogos son pueriles y vacuos, los personajes caricaturescos y los ambientes están sacados de una mala postal mediterranea.
Me costo bastante verla completa pero vale la pena como ejercicio para saber qué NO es cine y cómo NO debe estructurarse un musical, a años luz de distancia encontramos por ejemplo "Los paraguas de cherburgo" que se alza como lo mejor que el genero ha dado desde los sesenta en adelante.

José Luis A.